Pruebas de imagenología utilizadas para diagnosticar y monitorear TNE

Las exploraciones por ecografía utilizan ondas de sonido de alta frecuencia inaudibles al oído humano  para construir una imagen del interior del cuerpo. Estas exploraciones son completamente indoloras. Durante las pruebas ecográficas estas ondas sonoras se transmiten a través de los tejidos del cuerpo usando un instrumento llamado transductor. La información del interior del cuerpo se transmite y se visualiza en un monitor de computador u ordenador.

Estos escaneos se realizan generalmente en el departamento de radiología de un hospital. Dos tipos de ecografía que se pueden utilizar para ayudar a diagnosticar TNE son los siguientes:

• Ecografía abdominales: se pueden emplear para examinar los órganos dentro del abdomen. Por ejemplo, pueden detectar fácilmente los TNE y los tumores secundarios (metástasis) en el hígado. Sin embargo, las ecografías abdominales son poco eficaces para la detección de tumores muy pequeños. Las ecografías abdominales también se utilizan frecuentemente para la exploración en mujeres embarazadas.
• Ecografía endoscópicas: pueden ayudar a identificar y caracterizar tumores más pequeños que podrían no ser claramente visibles en una ecografía abdominal. Este tipo de ecografía se realiza generalmente bajo anestesia e implica la introducción de un aparato denominado “endoscopio” a través del tracto digestivo. El endoscopio de la ecografía suele insertarse en el tracto digestivo a través del ano. Durante la ecografía endoscópica también se puede realizar la toma de muestra de tejido para biopsia y evaluación por el médico patólogo.

La CT y la MRI son dos de las técnicas de imagenolóogía más importantes para el diagnóstico de TNE. Ambas se utilizan para determinar la ubicación y el tamaño de los tumores.

El escáncer de CT es un tipo especial de máquina de rayos X que utiliza radiación para generar una imagen tridimensional del interior del cuerpo. La técnica de la tomografía computarizada suele ser realizada e interpretada por un médico radiólogo. Las tomografías computarizadas realizadas con periodicidad son útiles para monitorear la velocidad de crecimiento del tumor y evaluar la respuesta del TNE al tratamiento.

En ocasiones, la tomografía computarizada se realiza con la técnica de “medio de contraste”, lo cual significa que una sustancia es introducida en el organismo de la persona, ya sea mediante inyección o ingestión, con el fin de que las diversas estructuras evaluadas se coloreen, sean resaltadas y se pueda obtener una mejor imagen de los órganos y las estructuras exploradas.

Durante el estudio de CT, con o sin medio de contraste,  tendrás que permanecer inmovil durante 10 a 20 minutos, mientras el escáner de CT trabaja y “lee” tu interior.  A diferencia de una máquina de MRI, el escáner de CT no rodea todo el cuerpo. Por tanto, podría ser más cómoda para las personas que tienen fobia a los espacios cerrados (claustrofobia).

Consulte la sección consejos prácticos para conocer más recomendaciones sobre la preparación para las exploraciones imagenológicas.

La MRI es un tipo de estudio de imagenología que utiliza un poderoso campo magnético y pulsos de energía de ondas de radio para captar imágenes transversales de órganos, tejidos, huesos y vasos sanguíneos. Una computadora convierte las imágenes planas en imágenes tridimensionales. Es común que se indique la realización de  una resonancia magnética cuando la ecografía o la tomografía computarizada no han sido suficientes o útiles para proporcionar a los médicos la información necesaria para confirmar o descartar un diagnóstico.

Igual que en una tomografía computarizada, para la exploración mediante MRI, deberás permanecer inmóvil durante 30 minutos hasta 1 hora. Considera que estarás recostado y rodeado por la máquina de MRI.

El médico radiólogo evaluará los resultados obtenidos con la MRI para determinar la diferencia entre el tejido normal y el tejido enfermo.  El radiólogo puede comentar los resultados iniciales de la MRI diractamente contigo, pero lo habitual es que primero informe a tu médico tratante (oncólogo o endocrinólogo) sobre los resultados de estas pruebas de imagen. Por lo general, los resultados y el reporte completo están disponibles para ser enviados o entregados a tu médico pocos días después de realizada la exploración. Si se identifica un tumor, serán necesarias más pruebas para confirmar el tipo de TNE.

Puesto que la prueba de  MRI funciona mediante campos magnéticos y no con rayos X, la exploración con MRI es relativamente inofensiva. Hay ciertos preparativos y precauciones que tu médico deberá informarte antes de la prueba. Por ejemplo, la necesidad de presentarte a la exploración libre de objetos metálicos en tu cuerpo. También te proporcionarán auriculares para bloquear el ruido, ya que el escaneo puede ser bastante ruidoso.

Consulta la sección consejos práctios para conocer más recomendaciones sobre la preparación para las exploraciones imagenológicas.

Una ecocardiografía cardíaca es una prueba imagenológica que emplea ultrasonido para producir imágenes en movimiento del corazón y el flujo sanguíneo a través de las válvulas y estructuras cardiacas.

Algunos tipos de TNE que se relacionan con la presencia de síndrome carcinoide liberan algunas hormonas, como serotonina y taquicininas en el torrente sanguíneo. Estas hormonas pueden viajar al corazón y afectar las válvulas cardíacas y el funcionamiento del corazón, si no se trata oportunamente el síndrome carcinoide.

Si has sido diagnosticado con síndrome carcinoide,  es probable que tu médico especialista te solicitará una ecocardiografía para examinar su corazón, y/o un análisis de sangre llamado NT proBNP, el cual sirve para detectar y evaluar el riesgo de insuficiencia cardíaca.

El transductor ecocardiográfico se coloca en el tórax y las imágenes se toman a través de la pared torácica (ecocardiografía transtorácica). Es decir, éste no es un estudio invasivo; no se introduce ningún aparato en el interior de tu cuerpo.

Dependiendo de los resultados de la ecocardiografía, podrán ser necesarios más estudios, como la ecocardiografía transesofágica o una resonancia magnética cardíaca.